Por Luciana Borsatti
TEHERAN, 27 (ANSA) - Intercambiarse mensajitos y
números de teléfono de un auto a otro, en Teherán, es una
costumbre habitual entre los jóvenes en algunas calles de la
capital, y ahora en particular en Andarzgoo, una de las
áreas residenciales más ricas al norte de la ciudad. Lo hacen los jóvenes a bordo de automóviles poderosos y
costosos, con muchachas que aceptan -un poco en juego y un poco
en serio- tomar sus mensajes a bordo de otros autos. Un modo para conocerse, elegirse o darse una cita en alguno
de los cafés o fast-foods que no abundan, pero al menos hay, en
la zona. "No hay muchos lugares para encontrarse en este país, y la
calle es uno de ellos. Las muchachas buscan encontrar a los que
tienen dinero: para poder divertirse, tener oportunidades,
conocer gente que luego resulta útil", comentó B., de 30
años, que trabaja en uno de los fast-food más populares. "Algunas lo hacen sólo por juego, para comprobar qué bellas
son y cuántos se dan cuenta. De todos modos -agregó- ahora los
mensajitos son cada vez menos: se intercambia el número
al vuelo y se guarda en el celular". No es un juego tan arriesgado: se espera que el tráfico se
haga más lento y se espera el momento adecuado para acercarse al
auto al que se apuntó, o bien se lo supera. El sistema se conoce
como "Dor-Dor", es decir "ir de paseo". Se puede recorrer a la misma calle muchas veces, y ahí está
la diversión. Además están los locales, los fast-food y los
cafés más buscados, donde se beben fantasiosos cócteles y
bebidas sin alcohol. Entre estos locales hay uno particularmente popular, el
Burgerland, que pertenece a los miembros de un famoso grupo pop
"underground", los Barobax. Algunas muchachas van para poder
verlos, pero el local se llena siempre. "Cierto, a veces buscan a los músicos -sonríe el gerente del
lugar- pero luego vuelven, porque nuestras hamburguesas son las
mejores". En las cajas hay filas, y una pantalla con los números que
esperar hasta que llegue el pedido, además de bandejas con las
hamburguesas envueltas, ketchup y las papas fritas igual que en
un McDonald's. Detrás del mostrador, casi una docena de jóvenes dispuestos a
recibir y seguir los pedidos, algunos de ellos graduados
universitarios. "No me gusta este trabajo -dice uno, ingeniero civil-
pero lo hago para vivir. Podría ocuparme de la construcción
(la edificación es un sector en continua expansión en la
capital, con numerosas obras de varios pisos) pero para hacer
dinero hay que tenerlo antes, de modo de montar su propio
negocio. Construir y vender, así funciona". Fuera de los locales más visitados hay a menudo guardias
privados que regulan el "tránsito", vigilando a quien se
estaciona en doble o triple fila. Pero los guardias más temidos son los que vigilan el respeto
a las normas del comportamiento islámico, los "Gasht-e-Ershad",
cuyo nombre significa "patrulla para guiar hacia las normas
islámicas". Y el "Dor-Dor" desde ya no se ve con buenos ojos, ya que
preludia quién sabe qué encuentros, tal vez en casas
particulares. Sin duda, Teherán no es una capital de "movida" ni de paseos
nocturnos, de modo que la vida social se desarrolla sobre todo
en las casas. Pero en los últimos años se multiplicaron, junto
con los centros comerciales, los cafés que ofrecen música,
tragos sin alcohol y platos rápidos, como el "Sam Center"
de Fereshte Street. Una decoración cuidada también en su aparente simplicidad, y
una oferta de servicios de calidad: lo que buscan, cada vez más,
los jóvenes "bien" e instruidos de Teherán.
BOR/MRZ
27/02/2015 19:13
|