Por Francesco Bongarrá
LONDRES, 30 (ANSA)- Dos hermanos venden todo para salvar el
espléndido castillo en el "countryside" inglés, set de filmes y
series de TV, donde la familia vive desde hace 300 años, aun
cuando "todo" signifique liberarse de lo que es considerada una
de las colecciones de arte privadas más ricas del mundo. Es la elección hecha por Nicholas y Simon Howard, últimos
descendientes de una antigua y noble familia inglesa. Para
lograr mantener las 145 habitaciones rodeadas de hectáreas y
hectáreas de espléndidos jardines decidieron abrir su mansión
para una verdadera subasta de arte donde serán vendidos los
cuadros de la colección iniciada por el Duque de Carlisle, su
antepasado, quien construyó la casa que sus descendientes no
quieren perder. Lo que buscan es vender arte a algún magnate
extranjero que quiera "jugar" a ser un lord inglés. El castillo Howard es enorme, majestuoso. Solo calentar sus
salas inmensas y los infinitos cuartos cuesta 160.000 libras al
año, más de 200.000 euros. Para no mencionar los gastos para el
jardín, la limpieza y la organización de la casa que es visitada
año a año por numerosos turistas desde que se hizo famosa por
haber sido set de filmación de varias series de TV muy populares
en el Reino Unido y Estados Unidos. Pero la casa de familia está vacía, mientras los costos
aumentan cada día. Y entonces Nicholas, que hasta hace pocas
semanas era fotógrafo, decidió dejar todo y volver al Yorkshire
para dar una mano a su hermano Simon, que no podía cerrar las
cuentas.
Y después de una larga reflexión, llegó la decisión que
cuesta "sangre, sudor y lagrimas" a estos dos hermanos: vender
la colección de arte. Y venderla en el propio castillo fuera del
circuito clásico de las "auction houses" como Christie's o
Sotheby's para ahorrarse al máximo las comisiones de venta. Se trata de una gran colección la del castillo Howard. Desde
las vistas venecianas de Bernardo Lotto (un valor estimado de
2,5 millones) hasta un famoso retrato de Enrique VIII y otro de
un joven Ferdinand Bol. Pero también hay bustos de mármol,
telas, muebles, consolas, platería, relojes de mesa y
preciosidades de todo tipo. La alternativa sería vender la casa
a un magnate árabe o a un millonario ruso, uno de los tantos que
viven en Londres y están comprando de todo y cada vez más. "Pero el Castillo Howard es mi casa y la de mi familia desde
hace 300 años", dice Nicholas.
"Si la venta de obras de arte nos permite mantener la
propiedad habremos logrado nuestro objetivo de tenerla por otro
siglo. Es una tristeza vender estos tesoros que nuestra familia
acumuló. Pero es una cuestión de dignidad. Y de orgullo de
familia", concluyó.
FLB/MRZ
30/03/2015 20:50
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