Por Rosanna Pugliese
BERLIN, 30 (ANSA) - Andreas Lubitz estuvo hace años, antes de
conseguir su licencia, bajo tratamiento por "tendencias
suicidas", informó hoy la fiscalía de Dusseldorf, brindando otra
pieza fundamental para reconstruir el perfil del joven copiloto
alemán que hace siete días estrelló un avión de Germanwings
contra los Alpes franceses con 150 personas a bordo. Los investigadores precisaron también, sin embargo, que los
médicos que sucesivamente dieron el vía libre para que obtuviese
la idoneidad a volar no habían detectado ningún problema en las
condiciones físicas y psíquicas del joven de Montabaur que
soñaba con pilotar. El precedente específico del tratamiento psicoterapéutico al
que se tuvo que someter durante tiempo Lubitz planteó nuevos
inquietantes interrogantes. Cómo es posible que, con una
historia clínica de ese tipo, el joven pudiese llegar a manejar
un avión, asumiendo la responsabilidad, no solo de la propia,
sino de la vida de otros?
Según un experto alemán de la materia, el jurista Elmar
Giemulla, abogado para el tráfico aéreo, ningún médico habría
emitido un certificado de idoneidad al vuelo a un candidato con
un antecedente parecido.
"Yo doy por descontado que Lufthansa y que quién emitió esos
certificados no estaban al corriente", dijo a ANSA. Mientras es imaginable, en cambio, que el muchacho que quería
convertirse en piloto a toda costa ocultase su pasado. En tanto, el Aeromedical Center de Lufthansa en Munich, que
extendió los certificados necesarios para que Lubitz fuese
considerado idóneo a volar, se negó hasta ahora a hablar con la
prensa. Incluso solo de las reglas generales. A diferencia de la compañía, que limita en cambio su silencio
de prensa al caso específico para tutelar los datos personales
de su ex empleado. Si la noticia de hoy parece demostrar cada vez más claramente
una laguna del sistema -un espacio en el que un piloto logró
esconder su pasado médico- el total de pedidos de resarcimiento
al que se expone la aerolínea alemana es, de todos modos,
limitado, por algunas circunstancias jurídicas que la tutelan. En primer lugar, "Lufthansa está asegurada, y por tanto, no
se ve afectada directamente por el desastre", explicó Giemulla.
En segundo lugar, el derecho alemán "no reconoce lo daños
morales, y por tanto con el eventual grado de responsabilidad de
la compañía no aumenta también la cuenta de los daños". Antes de iniciar su carrera profesional de piloto, Lubitz fue
clasificado como sujeto a riesgo de suicidio y por ello sometido
a terapia, explicó hoy el portavoz de la fiscalía de Dusseldorf.
El tratamiento psicoterapéutico, de todos modos, concluyó antes
de que emprendiese el camino que le llevó a obtener la licencia
de vuelo profesional, agregó. De los documentos relativos en cambio a las últimas visitas
médicas, no resultó ni un instinto suicida, ni el hecho de que
pudiese ser un peligro para los demás. En el estado actual de las investigaciones, tampoco se
hallaron pruebas de una enfermedad orgánica, explicó el
portavoz. A diferencia de la opinión pública, que ya destripó el caso
que sigue siendo tapa en los medios alemanes, los investigadores
por el momento no hallaron elementos útiles para indicar un
móvil específico que justifique su gesto. En tanto, el rostro del copiloto que se encerró en la cabina
de pilotaje y dirigió el avión contra una montaña, permaneciendo
insensible a los gritos de los pasajeros y de su comandante que
le pedía que abriese la puerta, volvió hoy a sonreír en un vídeo
que circuló on line, en el que se ve a bordo de un avión
ultraligero con el que ya había sobrevolado los Alpes.
Y8K/MRZ
30/03/2015 21:56
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