CIUDAD DEL VATICANO, 2 (ANSA) - "Nunca más la guerra!",
exclamó hoy el papa Francisco, recordando el aniversario del fin
de la II Guerra Mundial. Francisco, manifestando su "ansia" por las "víctimas de los
varios sangrientos conflictos en curso", auspició que "el mundo
no tenga que experimentar más los horrores y los espantosos
sufrimientos de semejantes tragedias". "¡Nunca más la locura destructora de la guerra y de los
fabricantes y traficantes armas ensangrentadas con la sangre de
tantos inocentes, minorías y cristianos perseguidos!", afirmó
Jorge Bergoglio. El Pontífice renovó su "ferviente ruego al Príncipe de la
paz, para que nunca más el mundo vuelva a sufrir el horror de la
guerra".
En su primera audiencia general de septiembre, el Papa
reiteró, ante más de 15 mil presentes en plaza de San Pedro, su
oración y su llamamiento, junto con el anhelo de los hombres y
mujeres de buena voluntad, recordando que hace 70 años concluía
la "tragedia que dejó el mundo en escombros, a los pueblos que
en la actualidad padecen la crueldad de diversos conflictos". "En estos días, también en Extremo Oriente, se recuerda la
conclusión de la Segunda Guerra Mundial. Renuevo mi ferviente
oración al Señor de todos para que el mundo de hoy no
experimente nunca más los horrores y los espantosos sufrimientos
de semejantes tragedias", subrayó.
"Éste es el anhelo permanente de los pueblos, en particular
de los que son víctimas de sangrientos conflictos en curso. Las
minorías perseguidas, los cristianos perseguidos, la locura de
la destrucción. Y los que fabrican armas y los traficantes de
armas, armas ensangrentadas, bañadas con la sangre de tantos
inocentes ¡Nunca más la guerra!". Tras subrayan en su catequesis la importancia de la familia
para hacer brillar, con la ayuda del Espíritu Santo, el
Evangelio en un mundo que conoce la desertificación del amor
familiar, Bergoglio recordó que "la sociedad tiene necesidad del
testimonio de las familias cristianas, de su fe y de su
generosidad". "La familia, como expresión de la alianza del hombre y de la
mujer con Dios, es un lugar privilegiado, en el que se
experimenta su presencia y su amor. Oremos los unos por los
otros, para ser capaces de reconocer en las familias esta
particular presencia de Dios y de sostenerlas en su testimonio
de fe y de amor". "Nuestras ciudades se han vuelto desertificadas por falta de
amor, por falta de una sonrisa: tantas diversiones, tantas cosas
para perder tiempo y hacer reir. Pero el amor falta", subrayó el
Pontífice, aplaudido por la multitud. "Es justamente la familia, prosiguió, ese papá, esa mamá que
trabajan, con los hijos, la sonrisa de la cual una familia es
capaz, puede vencer esta desertificación de nuestras ciudades. Y
ésta es la victoria del amor de la familia". Deseando a los numerosos fieles romanos y peregrinos de
tantas partes del mundo que "este encuentro alimente la fe y
haga fecunda la caridad", el Papa se refirió asimismo, una vez
más, a los trabajadores y sus familias que sufren problemas
laborales. En esta oportunidad, lo hizo con un saludo especial a los
obreros de una fábrica de la ciudad italiana de Volterra, que
fueron a la audiencia general, acompañados por su Obispo. "Deseo que la grave coyuntura laboral que afrontan pueda
encontrar pronto una solución justa, en el respeto de los
derechos de todos, en especial para volver a encender la
esperanza en sus familias. Y también a encender la esperanza en
los jóvenes". En la víspera de la memoria de San Gregorio Magno, el Papa
recordó a este Pontífice y Doctor de la Iglesia, en sus palabras
a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados
"Mañana celebraremos la memoria litúrgica de San Gregorio
Magno. Queridos jóvenes, la grandeza moral de este Papa los
impulse a opciones valientes en favor del bien; que su fortaleza
en la enfermedad los sostenga a ustedes, queridos enfermos, al
llevar su cruz en unión espiritual con el corazón de Cristo; que
sus lazos con la Iglesia los ayude a ustedes, queridos recién
casados, a unir a sus familias en el amor".
PK/MRZ
02/09/2015 18:00
|