Por Chiara Rancati
PARIS, 2 (ANSA) - La start-up NoorAssur, especializada en
productos de seguros y ahorros gestionados en línea con las
reglas de la sharia, abrió su primera oficina en Chelles,
en la periferia de París, convirtiéndose en la primera
agencia de la finanza islámica en Francia. Creada en 2012 por la consejera financiera Sonia Mariji,
NoorAssur operaba hasta ahora sólo en línea, ofreciendo poner en
contacto a los ahorristas con asesores independientes expertos
en finanzas islámicas para la gestión de su dinero o para
establecer seguros. En estos tres años ya reunió unos 3.000 clientes, en su
mayoría privados, que en un 15 por ciento de los casos no son
musulmanes. Hasta ahora propone sólo contratos de seguros desarrollados
en colaboración con SwissLife, y productos de ahorro, pero el
objetivo es ofrecer también cuentas bancarias a partir de
2016, también a través de la apertura de una veintena
de nuevas sucursales en todo el territorio francés. "Ofrecemos una alternativa a las finanzas convencionales,
que no se refiere sólo a los musulmanes, sino también a todos
aquellos que desean invertir, ahorrar o asegurarse de modo
distinto", dijo Mariji al diario Le Figaro. "La finanza islámica es un segmento de la finanza
responsable, no especulativa y ética, y la ética no tiene color
ni religión", aseguró. El principio guía de la finanza islámica es permanecer
estrechamente fiel a los dictámenes de la sharia, lo que en
concreto significa evitar todas las formas de inversión
semejantes al juego de azar, como las operaciones especulativas
y los títulos o productos derivados con factores de riesgo
excesivos, además de la utilización de tasas de interés, que
para las reglas religiosas son asimilables a la usura. Además están prohibidas las inversiones en sectores
productivos considerados nocivos para la sociedad, como las
bebidas alcohólicas, las armas y la pornografía. Los operadores de las finanzas islámicas están activos
desde hace unos 40 años, pero es en la última década cuando el
sector conoció un auténtico boom, arrastrado por un lado por la
creciente riqueza de ciudadanos saudíes o emiratíes, y por otro
por el creciente interés de los inversores occidentales. Según los datos de la World Islamic Banking Conference, su
volumen de negocios rondó los 138.000 millones de dólares a
fines de 2013, y para el final de este año podría superar
los 200.000 millones.
Z13/MRZ
02/09/2015 20:51
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