(ANSA) ROMA - Una gigantesca explosión cósmica, es decir, una kilonova, esparció una lluvia de elementos pesados ;;por todo el universo.
Es la primera vez que se observa y documenta este fenómeno gracias al descubrimiento liderado por los italianos y publicado en la revista Nature.
Coordinada por la Universidad de Roma Tor Vergata, con Yu-Han Yang y Eleonora Troja, y con la contribución del Instituto Nacional de Astrofísica, la investigación ayuda a reconstruir el origen y la evolución de los estallidos de rayos gamma.
Indicado con el acrónimo Grb 230307A, el estallido de rayos gamma fue observado el 7 de marzo de 2023 por el telescopio espacial Fermi de la NASA, al que Italia contribuye con la Agencia Espacial Italiana, el Inaf y el Instituto Nacional de Física Nuclear.
Extremadamente rápidos, estos fenómenos generados por catástrofes cósmicas tienen una duración muy corta, de unos 2 segundos, pero Grb 230307A duró unos 40 segundos. Utilizando también datos de los telescopios espaciales Hubble y James Webb, los investigadores han reconstruido la evolución del fenómeno, demostrando que las kilonovas pueden diseminar por todo el cosmos elementos pesados ;;conocidos como lantánoides, o más comúnmente tierras raras: los mismos que en la Tierra se encuentran en smartphones y en baterías de coches eléctricos.
Una colisión cósmica debida a la fusión de dos cuerpos extremadamente densos genera elementos más pesados ;;que el hierro, que posteriormente sufren desintegración radiactiva.
"Las kinovas normalmente no se observan durante tanto tiempo, con la excepción de AT2017gfo, que fue la primera y única kilonova con señales de ondas gravitacionales observadas hasta ahora", dice Yuhan Yang, refiriéndose a observaciones pasadas realizadas con el telescopio de la nave espacial Spitzer de la NASA.
Sin embargo, en aquel momento la señal era demasiado débil para poder identificar la presencia de tierras raras. Este vacío se llena ahora con nuevas observaciones, realizadas hasta dos meses después de la explosión.
"Fue emocionante estudiar una kilonova como nunca antes habíamos visto gracias a los potentes ojos de los telescopios espaciales Hubble y James Webb", comentó Eleonora Troja.
"En los primeros días, el comportamiento de una kilonova no varía en función de su composición química. Se necesitan semanas - prosiguió - para entender qué metales se forjaron en la explosión y nunca hemos tenido la oportunidad de observar una kilonova como ésta".
"Durante mucho tiempo. Ahora, por primera vez, hemos podido comprobar que ante nuestros ojos se formaron metales más pesados ;;que el hierro y la plata, concluyó".
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