CIUDAD DEL VATICANO, 31 (ANSA)- El papa Francisco se refirió
hoy a lo "feo que es un cristiano hipócrita", que en nombre de
la ley olvida la "justicia" y "el amor", tal como los fariseos
que piden a Jesús si es lícito curar a los enfermos un sábado. El itinerario por hacer es "del amor a la ley", en particular
"desde la carne", desde la "cercanía": la "carne es el signo de
Dios", que se hizo hombre y "la carne es el signo de la
verdadera justicia", dijo el Papa en la misa en la Casa de Santa
Marta. Francisco comentó la parte del Evangelio donde Jesús, en
lugar de responder a la pregunta de los fariseos, "toma de la
mano a un enfermo y lo cura". Jesús -agregó el pontífice- reprocha a esta gente que "estaba
tan apegada a la ley, que había olvidado la justicia" y negaba
incluso la ayuda a los padres ancianos con la excusa de haber
dado todo en donación al templo. "Pero ¿quién es más importante? El cuarto mandamiento o el
templo?", preguntó el Papa. "Este camino de vivir apegados a la
ley -observó- los alejaba del amor y de la justicia". "Jesús para este gente halla sólo una palabra: hipócritas",
agregó. "El camino para ser fieles a la ley, sin descuidar la
justicia, sin descuidar el amor, es el camino inverso: del amor
a la integridad, del amor al discernimiento, del amor a la
ley", reiteró Francisco. "Este es el camino que enseña Jesús, totalmente opuesto al de
los doctores de la ley. Este camino del amor a la justicia lleva
a Dios. En cambio el otro camino, el de estar apegados sólo a la
ley, a la letra de la ley, lleva al cierre, lleva al egoísmo",
advirtió. Francisco también habló hoy ante los carismáticos católicos
de la Catholic Fraternity of Charismatic Convenant Communities
and Fellowship, recordando que "unidad no es uniformidad".
"La uniformidad no es católica, no es cristiana", aseguró,
precisando que "el Espíritu Santo hace tanto la unidad como
la diversidad". "No hay que olvidar que hoy la sangre de Jesús, derramada por
sus muchos mártires cristianos en todas partes del mundo, nos
interpela y nos impulsa a la unidad", dijo ante cientos de
personas reunidas en el aula Paulo VI.
"Para los perseguidores no estamos divididos, no somos
luteranos, ortodoxos, evangélicos, católicos: somos uno, para
los perseguidores somos cristianos y basta. Este es el
ecumenismo de la sangre que se vive hoy", explicó. El discurso del Papa partió del recuerdo de la reunión, el
pasado junio, entre el Papa y la Renovación Carismática
italiana. Francisco exhortó a no tener "miedo e las diferencias", ya
que no es necesario "obligatoriamente hacer todo juntos" ni
"pensar del mismo modo, tampoco perder la identidad". El pontífice insistió en la contribución de los
carismáticos al redescubrimiento de la plegaria de alabanza en
la espiritualidad de la Iglesia. "Sin la alabanza y sin la
misión", no se vive como cristiano, subrayó. Francisco también recordó la naturaleza ecuménica de la
Renovación Carismática y comentó la importancia del "ecumenismo
espiritual, rezar juntos y anunciar juntos que Jesús es el
Señor, e intervenir juntos en ayuda de los pobres, en
todas sus pobrezas".
CHR-MI/ACZ
31/10/2014 13:50
|