Por Ugo Caltagirone y Serena Di Ronza
(ANSA) - NUEVA YORK, 12 FEB - Algunos chispazos, pero no fue
un verdadero enfrentamiento. La primera confrontación televisiva
entre Bernie Sanders y Hillary Clinton luego de las primarias en
New Hampshire vio a los dos precandidatos demócratas a la Casa
Blanca cautelosos, prudentes, con miedo de dar un paso en falso. Paso que podría ser fatal en vista de las próximas citas en
Nevada y en Carolina del Sur, a fines de febrero. Una doble prueba que puede convertirse en determinante en la
carrera a la nominación.
Todos, luego del triunfo del senador por Vermont en New
Hampshire, esperaban una Clinton agresiva, decidida a hacer un
cambio en la campaña electoral. Pero en cambio no fue así. Y la preocupación de ambos estuvo
centrada en no equivocarse, así como la de ganar las simpatías
de las minorías. Por otra parte, en Carolina del Sur gran parte del electorado
demócrata es afro-estadounidense. En Nevada lo es el 20%,
mientras que el 13% es de origen hispano. Normal, entonces, cortejar lo más posible a este grupo de
votantes que en el 2008 y en el 2012 resultó determinante para
el triunfo de Barack Obama. Y respecto al presidente Obama los dos candidatos tuvieron
uno de los enfrentamientos más encendidos: Sanders criticó
algunas de sus acciones. Hillary, en cambio, lo defendió: Obama no tiene el crédito
que se merece, "este tipo de ataques me los esperaba de los
republicanos". Sanders replicó seco a Clinton: "Secretaria, es un golpe
bajo". Entonces tanto Sanders como Clinton pidieron una reforma
inmigratoria total: "Los republicanos luego de las elecciones de
noviembre tendrán que darse cuenta que no se puede deportar
11-12 millones de personas". Ambos prometieron una reforma de la justicia penal:
"Demasiados afro-estadounidenses en la cárcel", denunciaron
tanto Hillary como Bernie, con el senador que reclama también
una "des-militarización de la policía", recordando a los tantos
negros desarmados abatidos por la policía. La noche se torno aburrida -según apreciaciones en las redes
sociales de muchos observadores-, y se encendieron
sorpresivamente sólo cuando fue citado Henry Kissinger.
Hillary explicó que considera al ex secretario de Estado un
modelo a seguir en política exterior.
Lástima que Bernie Sanders, como el resto de la izquierda
estadounidense, ven a Kissinger como una venda en los ojos,
considerado desde siempre como demasiado intervencionista,
acusado de haber bombardeado Camboya y Laos durante la guerra de
Vietnam. "No es un tipo que me gusta, y no lo seguiré", dijo Sanders. "No es esta la pregunta que te hicieron", replicó Hillary,
refiriéndose a la periodista que le preguntó al senador a quien
seguiría en política exterior. Los responsables de la campaña de Sanders escribieron
inmediatamente en las redes sociales un perfil de Kissinger,
para nada halagador. Y recordaron algunas grabaciones publicadas por la Casa
Blanca en 2010 sobre el ex Secretario de Estado. Como cuando
dijo que "no debería ser una preocupación de Estados Unidos si
los soviéticos metieron a los judíos en las cámaras de gas, como
máximo sería una preocupación humanitaria".
YFA-ADG/MRZ
12/02/2016 20:26
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